Historia verdadera de la lamentable destrucción de Jerusalén...
El Fénix
Donde las primeras luces
quiebra el día, y el mar ciñe
con dos senos o dos brazos
las playas siempre felices,
lascivo campo se estiende,
cuyo hermoso espacio asiste
aquella ave del sol hija
que igual con el tiempo vive;
la que, el ocaso y oriente
eslabonando, en los fines
halla el principio, y la vida
hace que en la muerte estribe.
Húmedos soplos del aire,
átomos del sol sutiles
pace cuando el día crece,
bebe cuando el alba ríe.
Dorados vivos encienden
el vuelo azul, que aun oprime
el aire si el aire corta,
y le vence si le sigue.
Fina esmeralda guarnece
los tres brillantes rubíes,
que igualar apenas puede
la perspicacia del lince. (...)
Antonio de Panes