Notas y observaciones
Otras ediciones:
Amsterdam, Juan Luis de Pas. 1672. 648 págs.13 cm. [Simón Díaz, nº 3183, Peeters-Fontainas, nº 79, BNP Res. 1544 P ; BNM]
Amberes. 1694. 4º [Simón Díaz, nº3184, Peeters-Fontainas, nº 80]
Otras ediciones:
Amsterdam, Juan Luis de Pas. 1672. 648 págs.13 cm. [Simón Díaz, nº 3183, Peeters-Fontainas, nº 79, BNP Res. 1544 P ; BNM]
Amberes. 1694. 4º [Simón Díaz, nº3184, Peeters-Fontainas, nº 80]
Melodía acróstica (“Delio, de los Museos Ruiseñores…”)
Glosa Musea, al excelentísimo Señor Don Francisco de Melo […] (“Delio de los Museos Ruiseñores”)
Al que leyere “Por culpa de la Estampa” (“Confiésate el Impresor…”)
Erratas.
Elogios al autor y su obra…
Décimas de Doña Isabel Correa (“No sólo un vital aliento…”)
Del Almirante don Jaime Ortensio López, coronel de un tercio de infantería, &c. (“De envidioso Dragón Miguel triunfante…”)
De Juan Alonso del Campo (“El Coro de las Musas nos ofreces…”)
De Don Manuel de Pinto y Ribera (“Con dulces metros solo tú a ti solo…”)
De Juan de Faria (“Cantáis (oh noble Barrios) tan sonoro, …”)
Al Coro de las Musas y Música de Apolo, por don Antonio del Castillo (“Alcides victorioso, que al extremo…”)
De Don Joseph Milano (“Tan sonoro cantar usas…”)
Índice.
Recelo y aliento del autor, en la publicación desta obra, y defensa de la poesía, para advertencia del lector.
El autor a su libro [cuartetas] (“Al gran Melo dedicado…”)
HSA PQ 6279. B35 C6 1672 C1 y C2 (examinado) ; BNE R/7072, U/1789, R/7575, R/13036, R/5990 ; EsMa05 Inv.304, Inv.4664 ; EsMa06 IB.232 ; RAH 3/9071 ; EsCor03 C.10.d./110 , C.10.e./082 ; [Simón Díaz, BLH, VI, p.358 ; BNP Res. 822 ; RAH 3-8-6-9.071 ; EsSa01 R-IX-1-7 ; LOC 42-39330.]
Simón Díaz, BLH, VI, pp.347-358, nº 3182.
Salvá, I, nº 1.113.
Gallardo, II, nº 1.328, p.51.
Peeters-Fontainas, nº 78.
Ramírez de Arellano, I, nº 202.
Penney, p.53.
Bègue, p.422.
CCPB000034767-1.
Dedicando al marqués de Guadalcázar las Obras póstumas de don Luis de Góngora
Éstos son, oh marqués esclarecido,
los rayos de aquel sol casi eclipsado,
que, a no estar de su luz tan amparado,
nuestro error su occidente hubiera sido.
La ceguedad le tuvo oscurecido
entre sus sombras, pero no apagado,
bien que ya de la envidia el vil cuidado
de la ignorancia quiso hacer olvido.
Hoy, pues, que tanto sol eficaz luces,
por que no turbe a lo eficaz lo breve,
busca el día inmortal de vuestro amparo,
envolviendo los rayos que produce
entre aquella porción de luz que debe
al esplendor de vuestro nombre claro.
Antonio de Solís