Abrir el grifo y beber un vaso de agua sin que ello conlleve un grave riesgo para la salud. En España y otros países de Europa es un hecho cotidiano que pasa desapercibido, pero en China se trata de un auténtico lujo al alcance de pocas personas. La mayoría de los habitantes del gigante asiático no se atreven a beber agua del grifo por miedo a los elevados índices de contaminación. La frenética industrialización, el incremento de la población y el rápido desarrollo al que ha sido sometido el país durante las últimas décadas han llevado a que, según datos oficiales, cerca del 80% de las aguas subterráneas estén contaminadas, al igual que el 70% de los ríos y lagos. Si a esto se le suma la aridez del zona norte del país (donde viven cerca de 400 millones de personas), el resultado es una grave crisis hídrica sobre la que los gobiernos chinos y europeos están trabajando a contrarreloj.
Uno de los ejemplos de estas políticas de actuación es el proyecto de investigación PIRURAL, un proyecto de cooperación internacional que tiene como principal objetivo la descontaminación de aguas en zonas rurales a través de la transferencia de conocimientos entre Europa y el país asiático. El trabajo, en el que participa la Universidad de Córdoba (UCO) a través del Departamento de Economía, Sociología y Política Agraria, se enmarca dentro de una línea de colaboración abierta en 2012 entre la Unión Europa y China –Chine EuropeWaterPlattform (CEWP)- que trata de mantener un contacto fluido y buenas relaciones internacionales entre dos potencias económicas clave en el tablero geopolítico de siglo XXI.
Según destaca el catedrático de Economía Agraria y responsable del proyecto en la UCO, Julio Berbel, uno de los paquetes del trabajo tratará de transferir métodos efectivos de descontaminación en acuíferos y aguas subterráneas, lo cual supone la principal fuente de abastecimiento de agua potable doméstica en las zonas rurales del país. De ello se encargarán los socios daneses, un grupo de investigación especializado y con amplia experiencia en este tipo de métodos debido a que en Dinamarca la mayor parte del agua potable para consumo humano proviene del subsuelo.
Otro de los equipos del proyecto, que lidera la Universidad de Córdoba, trabajará sobre la mejora en las técnicas de ahorro en sistemas de riego con el objetivo de liberar agua para uso urbano. Según señala Berbel, España es el país que más porcentaje de riego modernizado (goteo y otros) tiene en el mundo. Este tipo de sistemas tienen la ventaja de que pueden mecanizarse y automatizarse en función de las necesidades del cultivo y el terreno, por lo que si se optimizan adecuadamente pueden producir hasta un ahorro del 40% en el uso del agua. Para ello, el equipo tratará de trasladar a China experiencias realizadas en Europa con el objetivo de modernizar 600.000 hectáreas de regadío y ahorrar agua en la cuenca del río Amarillo, el sexto río más largo del mundo y que, especialmente en el norte del país, atraviesa graves sequias y exceso de extracciones. Además, dos tercios de su caudal están inutilizados para el consumo por los problemas derivados de la contaminación.
Debido a esta polución, el gigante asiático es uno de los que encabeza la lista de consumidores de agua embotellada, una industria que genera ciertos perjuicios al medioambiente por la generación de plástico y la acumulación de basura. Teniendo en cuenta que casi un 20% de la población mundial es china, el futuro de este país podría estar, en buena medida, ligado al propio futuro del mundo, por lo que la resolución de su crisis hídrica supone un auténtico reto a nivel planetario.