El «Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias» elaborado en 2018 por los Ministerios de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, de Ciencia e Innovación y de Universidades considera pseudoterapia a la sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria sin soporte en el conocimiento ni evidencia científica que avale su eficacia y seguridad.
Bajo esta definición, las universidades no solo no podemos participar en actividad alguna que suponga un apoyo o difusión de estas terapias, sino que debemos condenar cualquier intento de utilizar nuestros campus para revestir de soporte científico a estas terapias sin base médica. Aprovechar la situación de emergencia sanitaria para el fomento, promoción, difusión, comercialización y utilización de pseudoterapias es especialmente reprobable por la confusión que extiende entre los ciudadanos y ciudadanas y por el daño que puede ocasionar, sobre todo, a las personas en situación de vulnerabilidad y, por tanto, más indefensas frente al fraude.
La detección por parte del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses –perteneciente al Ministerio de Justicia– de soluciones «milagrosas» para combatir la Covid-19, que en realidad son compuestos nocivos para la salud humana y que han causado decenas de intoxicaciones en España desde que se inició la pandemia, nos obligan a redoblar nuestro esfuerzo para conseguir que la población busque respuestas en la verdadera Ciencia e Investigación.
#CoNprueba