Cuando escribió el Romance de Angélica y Medoro, cuyo primer verso es "En un pastoral albergue", Luis de Góngora no solo quiso rendir tributo a una de sus obras favoritas: Orlando Furioso, de Ludovico Ariosto, sino que además en este romance el poeta cordobés ya anuncia las líneas esenciales tanto éticas como poéticas de su obra. Así lo ha asegurado hoy Martha Lilia Tenorio durante su intervención en el ciclo de conferencias online 'El infinito en pie: 8 poemas de Góngora comentados', que organiza la Cátedra Góngora y dirige Joaquín Roses.
Tenorio ha afirmado que “el Romance de Angélica y Medoro es una de las composiciones más complejas, intrigantes y hermosas de Góngora” y ha resaltado que “no solo recrea una historia de amor conocida por todos y uno de los pasajes más famosos de Ariosto, sino que cifra y anuncia las preocupaciones éticas y la poética de sus grandes obras: el Polifemo y las Soledades”.
En este sentido, la profesora mexicana ha destacado que si en el Polifemo “predomina la historia de amor sobre el canto a la Naturaleza” y en las Soledades, “la historia de amor es el trasfondo del canto a la Naturaleza, en el romance los temas están íntimamente imbricados y expresados en una manera poética igualmente elevada”.
Tenorio propone leer este bello texto “más en relación con la propia obra gongorina” y en su ponencia ha destacado algunos subtemas, “muy de Góngora, en los que, en mi opinión, la crítica ha reparado poco”.
Esta ha sido la penúltima conferencia del ciclo 'El infinito en pie: 8 poemas de Góngora comentados', puesto que esta actividad finalizará este próximo jueves, 11 de noviembre, con la ponencia de David Huerta 'El agua y la urna: una décima gongorina de 1617 (“De la Fábula de Faetón que escribió el conde de Villamediana”)'. Huerta es un galardonado poeta y ensayista mexicano y en la actualidad dirige la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además, hasta el 12 de noviembre se puede visitar la exposición 'Zambambú' en la Galería Cardenal Salazar de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba. En ella, la artista Rosa Illanes, profesora de la Escuela de Arte Mateo Inurria, presenta un recorrido personal hacia la abstracción, a través de la experimentación plástica, tomando como punto de partida el retrato que Velázquez le hizo a Góngora.