Lunes, 17 Enero 2022 10:20

‘Las que cuentan la ciencia’ llenan el Teatro Góngora en un sábado repleto de humor, amor y divulgación

Escrito por UCC+i
Las divulgadoras de 'las que cuentan la Ciencia', acompañadas por Enrique Quesada en el teatro Góngora. Las divulgadoras de 'las que cuentan la Ciencia', acompañadas por Enrique Quesada en el teatro Góngora.

Cientos de personas acuden al teatro Góngora para disfrutar del espectáculo ‘Las que cuentan la ciencia’, con el que, por quinto año consecutivo, la Universidad de Córdoba ha inaugurado su programación anual de divulgación


El Teatro Góngora de Córdoba volvió a abrir sus puertas a la divulgación científica el pasado sábado, en una jornada en la que volvió a evidenciarse que la ciencia es cultura y que, cuando ésta se transmite de forma amena, puede llenar teatros y llegar directamente al corazón de la personas. Corazón, metafórico, como el que abrieron al final de la jornada las 14 divulgadoras participantes, en un día de ciencia y humor inaugurado por el vicerrector de Investigación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Córdoba, Enrique Quesada, y en el que el amor, analizado desde diferentes perspectivas científicas, fue el tema central del evento.


Porque si, para Conchi Lillo, el amor es una cuestión de química y una fiesta de neurotransmisores que activa los sentidos, para Clara Grima es un asunto matemático de algoritmos y de grafos bipartitos. El amor puede ser polifacético. Explicó Elena Sanz que incondicional y empático como el de una abuela, pero también virtual como el proyecto Vrailexia que Sara Pinzi y Maria Dolores Redes narraron desde su metaverso particular.


El amor puede ser una falsa careta que enmascara el acoso sexual, explicó Ángela Bernardo, y también puede inducir a error.  Hildegarda de Bingen, que Susana Escudero trajo a la palestra, confundió, quizás por su amor a Dios, fosfanos de migraña con manifestaciones del todopoderoso.


Aunque, explicó Raquel Sastre, algunos jueces se empeñen en interpretar a su manera el derecho penal para mayor desigualdad entre hombres y mujeres, muchas de las diferencias entre géneros no vienen determinadas por las cromosomas, sino que son meros constructos sociales. Ni los hombres son de Marte ni las mujeres de Venus, evidenció Rocío Benavente, y es que, tal y como se dedujo de la intervención de Gemma del Caño, en la destapó algún que otro bulo, ninguna persona está libre haber besado a un sapo.


El amor no todo lo puede, ni tiene por qué ser eterno y omnipotente. El amor no es suficiente, que diría Laura Moran en una charla en la que desmontó algún que otro mito que gira en torno al concepto de amor romántico. También Marián García, conocida por el sobrenombre de 'boticaria García', se encargo de desmitificar, en este caso, ciertos complementos alimenticios ‘naturales’ disfrazados de afrodisíacos. Cuidado con las ostras, el cacao y la papaya, pues “en lo que respecta al sexo, no existe la magia”.


El evento, guiado bajo la batuta de Natalia Ruiz Zelmanovitch, quien hizo, disfrazada de múltiples diosas, de maestra de ceremonias, también contó con tiempo para reivindicaciones, pues si algo quedó claro tras la intervención de Gabriela Jorquera, es que el amor es imprescindible para la supervivencia, y que es fundamental un nuevo sistema de cuidados igualitario que responda a las necesidades de todas las personas.


La actividad, organizada por la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Córdoba (UCC+i), cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y de 'Maldita Ciencia y 'The Conversation', dos de los medios que actualmente lideran la comunicación científica en España. Además, está incluida dentro del VIII Plan Anual de Divulgación Científica de la Universidad de Córdoba, que cuenta con la colaboración de la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia e Innovación.

 

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