En el manifiesto de la RUIGEU, las universidades han recordado que “nuestras instituciones deben contribuir a esa transformación, en general, mediante la concienciación social y, en particular, a través de la aplicación y fortalecimiento de mecanismos sancionadores, que garanticen una tolerancia cero a las situaciones de violencia machista y acoso que se den en la universidad”.
El manifiesto destaca que en “las universidades son el mejor entorno posible para generar reflexión crítica sobre lo que significa un espacio educativo seguro para las mujeres; para identificar los factores de riesgo y las formas posibles de discriminación por razón de sexo en cada uno de los distintos contextos; para diseñar e implementar campañas de sensibilización frente a la violencia; y para activar acciones comunicativas que ayuden a visibilizar las manifestaciones de violencia machista que aún hoy permanecen normalizadas.
La RUIGEI advierte, no obstante, que “toda esa labor se debe llevar a cabo admitiendo que la universidad no es un universo aislado de la sociedad en la que se incardina, descontaminada de prejuicios. La universidad está formada por personas, por esas mismas personas que forman parte de la sociedad a cuyo mejor valor debemos contribuir. Por ello, para que la universidad pueda cumplir con la debida diligencia esa misión, es esencial que exista formación específica en perspectiva de género a todos los niveles, no sólo respecto de quienes participan en la toma de decisiones y de las diferentes áreas que intervienen en la aplicación de nuestras políticas -pues incluso las políticas aparentemente neutras pueden tener derivas discriminatorias- sino también respecto de quienes desde la docencia y la investigación tienen la oportunidad de contribuir a avanzar en la igualdad efectiva de mujeres y hombres, y a erradicar en la violencia contra las mujeres”.
En este sentido, se ha recordado en este 25N la reciente aprobación del Protocolo para la prevención y protección frente al acoso sexual, por razón de sexo y por orientación sexual o identidad de género de la Universidad de Córdoba con el fin de hacer de nuestra institución un espacio seguro al que podemos contribuir cada una de las personas que formamos parte de la comunidad universitaria”.