La iniciativa partió de la puesta en común entre investigadores de la UCO y los directivos del Club de deportes adaptados Atómicos de Córdoba, quienes manifestaron la necesidad de un tipo de sillas más asequibles que las que actualmente hay en el mercado para la práctica de este deporte, ya que hay pocos proveedores de este material.
Los investigadores analizaron la idea y pusieron en marcha un equipo para el desarrollo del proyecto. En esta labor, intervinieron profesores investigadores de las áreas de Ciencias Morfológicas del Deporte, porque la silla tiene una adaptación ortopédica personalizada para su usuario, y de técnicos especializados en motorización, estructura y todas las partes correspondientes a un vehículo eléctrico.
“Tenemos un prototipo desarrollado, que está en fase de prueba, y del que se van a construir más unidades en los próximos meses para la práctica de este deporte”, ha explicado Rafael Pérez, investigador principal del proyecto y director del Aula del Motor de la UCO.
En su desarrollo han colaborado, además, empresas como Automatismos ITEA o la firma de mecanizados Cortec. Ésta última, en concreto, ha fabricado las llantas para las ruedas de esta silla de competición. “Estamos emocionados de formar parte de un proyecto tan importante. Estas llantas son solo una pequeña muestra del trabajo que hacemos aquí en Cortec Mecanizados para impulsar la innovación y, en este caso, la inclusión social”, ha explicado Ludwig Wagner, director general de esta empresa.
Y es que este proyecto, además de ser un ejemplo de transferencia de conocimiento y colaboración universidad y empresa, es un referente para la inclusión social y deportiva de las personas con diversidad funcional.