En otras ediciones se ha hablado del desarrollo de software o del mundo del vino. Para esta edición se optó por centrar la reflexión en el ámbito de la cultura y su relación con la sostenibilidad. Contamos para esta ocasión con Rafael Cejudo y Begoña Escribano, profesores de la UCO; Inmaculada Montes, alumna de Gestión Cultural, y Carmen de Prado, directora de Club UNESCO Córdoba (CUCO). Coordinando la actividad estuvieron Miguel Antúnez, técnico del Aula de Sostenibilidad, y Clara Guijarro, del Área de Protección Ambiental (SEPA) del Servicio de Prevención y Protección de la UCO.
Las principales ideas y reflexiones que surgieron en el coloquio fueron las siguientes:
- Un concepto de “desarrollo” limitado a indicadores económicos hace que la cultura se perciba sólo en una de sus múltiples facetas como es la ligada al beneficio económico. Para avanzar en el cambio de paradigma hacia un desarrollo sostenible es necesario entender la cultura en un sentido holístico, con multitud de expresiones diferentes que van más allá del teatro, el cine, la literatura o la música y engloba también el modo de vida de las distintas sociedades.
- La Agenda 2030 no ha identificado un objetivo específico sobre cultura. Esto supone una oportunidad al permitir trabajar la perspectiva cultural de manera trasversal en todos los objetivos y desarrollarla en todas sus dimensiones. Por contra, se pierde visibilización de la dimensión cultural de la Agenda al no hacer una mención expresa (sólo la ligada al Patrimonio).
- Los cambios que supone la Agenda 2030 son un desafío para el sector cultural y para el resto de los actores que estamos llamados a participar en la consecución de sus objetivos, puesto que es necesaria una transición que no resulta fácil y debe ser integradora, igualitaria y justa para todos.
- Aunque en los últimos años se está percibiendo un cambio en cuanto a la identificación de la necesidad y de la oportunidad que supone incorporar los principios de la Agenda 2030 en el sector cultural, aún se detectan algunas carencias como son:
- Formación y sensibilización en materia de sostenibilidad a distintos niveles:
- De gestión: las personas que toman decisiones en el sector deben dejar de percibir la sostenibilidad como un coste y empezar a entender que es una inversión.
- De ejecución de acciones: llevando a la realidad los criterios de sostenibilidad con los que se planifica la gestión cultural.
- De usuario: mejorando su percepción del valor intrínseco de la cultura que está disfrutando.
- Toma de conciencia de los riesgos que tiene la instrumentalización de la cultura haciendo una gestión turística sostenible, cuidando y poniendo en valor el entorno más local.
- Formación y sensibilización en materia de sostenibilidad a distintos niveles:
- La cultura, por su propia naturaleza creativa e innovadora, puede poner soluciones sobre la mesa que hagan posible la convivencia entre la sostenibilidad y la libertad de expresión.
- La cultura forma parte de un sistema complejo social, económico y ambiental en el que interactúa con múltiples factores. Esto hace que las respuestas para gestionar la cultura de una manera sostenible también sean complejas ante retos como:
- La falta de relevo generacional para preservar elementos culturales tradicionales.
- La paradoja que se da al proteger un bien cultural y perder, al mismo tiempo, la esencia que dio origen a su protección.
- La formación en sostenibilidad se está incorporando poco a poco en todos los ámbitos de la gestión cultural, aunque aún queda mucho camino que recorrer. En este camino, se encuentra la Universidad de Córdoba, en la que se trabaja para transversalizar la sostenibilidad en sus títulos relacionados con la gestión cultural. Queda margen de mejora en la transferencia del conocimiento que se crea a nivel universitario hacia la sociedad de la que forma parte para salvar las carencias anteriormente mencionadas.
El vídeo completo de la actividad se puede ver en este enlace: https://youtu.be/iIb3jHXLdfc
Usando metodologías flexibles y participativas, los LIS se marcan el objetivo de aportar ideas o soluciones que nos acerquen a sociedades más sostenibles, dejándolas reflejadas finalmente en un documento de conclusiones. Se centran en distintos ámbitos concretos para cada sesión, buscando aliados y participantes relevantes en la materia que enriquezcan el proceso. Son actividades, además, que promueven la contribución a la Agenda 2030 y buscan ser un punto de encuentro entre el conocimiento generado en la universidad y el procedente del resto de la sociedad.