El catedrático emérito de Agronomía de la Universidad de Córdoba, Luis López Bellido y el profesor titular de Producción Vegetal en la Universidad de Castilla-La Mancha, Francisco Javier López-Bellido Garrido, han presentado el libro “Plantas que cambiaron la vida del hombre”, editado por Acribia, en el que analizan la evolución histórica de la agricultura, su incidencia en la conformación de las diferentes civilizaciones y en el que se estudian las 17 especies de plantas cultivadas que, por su relevancia, son claves en la vida de la humanidad. En conjunto, estas especies ocupan actualmente una superficie de casi mil millones de hectáreas del total de las tierras cultivadas a escala mundial; lo que representa el 63 % de la misma.
Los autores sostienen que la agricultura "está en la base misma de nuestra civilización. Por eso, si lo supiéramos, habría que celebrar el día que, hace unos 10.000 años, a alguien se le ocurrió sembrar unas gramíneas en un terruño de Próximo Oriente”.
Las principales especies agrícolas han sido al mismo tiempo sustratos y productos señeros de las grandes civilizaciones. El trigo y la cebada hicieron nacer la civilización occidental, de Mesopotamia a Egipto, de Grecia a Roma. Del mismo modo, el arroz ha sido y es el principal sustento de las civilizaciones orientales, como el maíz lo fue de mayas y aztecas, y lo es de muchos millones de seres humanos en la actualidad.
La domesticación de las especies vegetales, su vinculación al hogar y al dominio del hombre, y su mejora posterior han supuesto un proceso evolutivo artificial que ha ocurrido a lo largo de los últimos diez milenios. En esta domesticación progresiva, determinadas especies han sido adaptadas a condiciones ecológicas y a demandas utilitarias creadas por el hombre, lo que se ha traducido en drásticos cambios morfológicos y fisiológicos y en profundas alteraciones genéticas.
Por otro lado, la agricultura actual y probablemente la del futuro se enfrenta a ser cada vez menos entendida por una sociedad urbana ignorante y mediatizada, que imputa toda serie de males ambientales a los agricultores y desconoce el papel estratégico e insustituible de su actividad para la alimentación humana.
En las especies de plantas cultivadas reseñadas en el libro se incorporan los principales cereales (trigo, cebada, maíz y arroz), las leguminosas más importantes (garbanzo, lentejas y judías), las plantas azucareras (remolacha azucarera y caña de azúcar), las plantas productoras de fibra (algodón, lino y otras fibras), las plantas oleaginosas (soja, girasol y colza), la patata, la vid y el olivo (el «rey de los árboles», cultivado sobre todo en el área Mediterránea, y del que España es el principal productor mundial).
En cada capítulo se analiza el origen, historia y difusión de cada cultivo, la ecología, la mejora genética y las variedades y la composición química y biológica, y la calidad nutricional o tecnológica y sus diversos aprovechamientos y procesos de transformación.
Los autores
Luis López Bellido es Doctor Ingeniero Agrónomo y Catedrático Emérito de Agronomía en la Universidad de Córdoba (España). Ha desarrollado una intensa labor investigadora en los agroecosistemas mediterráneos, en especial en los experimentos de campo de larga duración, estudiando la influencia de las prácticas agronómicas en la sostenibilidad de la producción y el secuestro de carbono; con énfasis en los sistemas de laboreo, rotaciones de cultivo, especialmente con leguminosas, y la eficiencia en el uso del nitrógeno. Ha publicado numerosos libros y artículos científicos y técnicos sobre estas materias.
Francisco Javier López-Bellido Garrido es Doctor Ingeniero Agrónomo y Profesor Titular de Producción Vegetal en la Universidad de Castilla-La Mancha. Durante su dilatada trayectoria investigadora ha trabajado en diferentes ámbitos de la agronomía de los cultivos herbáceos, especialmente en el manejo y fertilización de cereales, leguminosas y especies hortícolas al aire libre. Es autor de numerosos artículos científicos y técnicos de difusión tanto internacional como nacional, manteniendo un estrecho contacto con el sector agrario a través de diversos trabajos y convenios con empresas y otras instituciones.