La energía que viene: luz 'verde' y, en teoría, más barata que la que pagamos ahora
Las grandes centrales de generación dejarán paso a los puntos de suministro en el hogar.
La energía que viene será mucho más verde y, en teoría, más barata. Ésa es la principal conclusión de los miles de analistas y consultores que centran sus esfuerzos en estudiar e intentar predecir la transición energética que vivirá el mundo en las próximas décadas.
El consenso general es que el futuro estará dominado por las renovables, pero persiste la gran incógnita de cuál de todas ellas dominará el mercado: eólica, solar, biomasa, hidráulica... sin cerrar la puerta a tecnologías que hoy en día son sólo patentes con proyección e incluso a aquellas que todavía están por inventar.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que la transición será lenta y estará muy marcada por los compromisos internacionales firmados por los Estados para reducir las emisiones contaminantes. Eso siempre y cuando los países sean capaces de avanzar en este tipo de acuerdos medioambientales.
No obstante, la explosión de las energías verdes no será suficiente para cubrir un aumento de la demanda energética del 30% a nivel global ligada al desarrollo de los continentes africano y asiático, por lo que las nuevas tecnologías tendrán que convivir con viejos conocidos como el petróleo, el gas o, en último término, el carbón.
El fuerte incremento del consumo chocará con la reducción de la demanda en los países desarrollados -incluido España- por el mayor peso de las medidas de eficiencia energética que intentan separar el crecimiento económico del aumento del consumo energético. Electrodomésticos y bombillas de menor consumo, viviendas mejor edificadas... ayudarán cada vez más a reducir la hoy elevada factura energética.
Por otro lado, la electricidad ganará peso en las próximas décadas con su asalto definitivo al mercado del transporte -hoy dominado por el petróleo- y la proliferación de nuevas tecnologías de generación ubicadas a las puertas -sino dentro incluso- de los hogares. El auge del autoconsumo y la generación distribuida entre muchos agentes distintos irá en detrimento de las grandes centrales nucleares y térmicas, que se enfrentarán a procesos de cierre progresivos.
Los cálculos de la propia AIE estiman que la flota mundial de vehículos eléctricos pase de los 2,5 millones actuales a 300 en 2040. Este incremento producirá un vuelco total en este mercado con la entrada de las grandes eléctricas, que ya preparan planes de expansión a través de electrolineras y puntos de recarga doméstico.
La gran pregunta todavía por responder es: ¿tendrás las futuras generaciones una factura eléctrica más barata que la actual? Un informe de Deloitte sobre perspectivas energéticas apunta que la transición derivará en «un suministro eléctrico más barato» que podría alcanzar un descuento del 50% en 2050 con respecto a las cifras actuales. La consultora prevé que, en el caso de España, los peajes fijos del sistema eléctrico vayan desapareciendo y diluyéndose entre un mayor número de consumidores, lo que reflejará de mejor manera el coste real del suministro eléctrico.
Otra de las grandes incógnitas a futuro es: ¿sobrevivirá el petróleo a las próximas décadas de este siglo? La previsión de la AIE es que, lejos de reducirse, el consumo de este hidrocarburo crezca a nivel mundial un 10% entre 2017 y 2040. No obstante, el mercado experimentará una gran transformación con el auge de nuevas potencias petroleras frente al domino clásico del Golfo Pérsico. EEUU se convertirá en el primer productor mundial y gracias a una oferta de crudo más barata defenderá la competitividad del petróleo frente a las energías alternativas, según la AIE.
Otra de las fuentes energéticas con menos potencial de futuro en España es la nuclear. La mayor parte de los reactores cumple 40 años de vida antes de 2024 y uno de sus principales explotadores, Iberdrola, opta por no solicitar la prórroga de las instalaciones en las actuales condiciones "irrentables" de mercado. No obstante, el Gobierno mantiene su apuesta por las centrales para las próximas décadas como respaldo a las renovables.
Fuente: www.elmundo.es