La restauración no escapa a este fenómeno, constituyendo uno de los sectores en los que el desperdicio alimentario alcanza cifras importantes. En este escenario, y más allá de los buenos hábitos a adoptar por consumidores, industria alimentaria y restaurantes, la investigación en materia de bioeconomía y la búsqueda de estrategias de valorización de residuos, constituye un campo de investigación con grandes posibilidades.
Los desperdicios alimentarios generados en el sector de la restauración pueden tener una segunda vida. Así, el grupo de investigación BIOSAHE (BIOcombustibles y Sistemas de AHorro Energético) de la Universidad de Córdoba, trabaja para establecer las mejores rutas de valorización de la comida que se desperdicia en los restaurantes, buscando la más eficiente y la que proporciona más valor.
Tras analizar las sobras de comidas de restaurantes de diferentes categorías y especialidades, los científicos han caracterizado sus componentes químicos principales, esto es, almidones, proteínas, lípidos y fibras. Con este proceso se pretende saber qué compuestos y qué cantidades están presentes en los desperdicios para relacionarlos con la mejor opción de transformación. Una vez determinados los compuestos químicos de las sobras, se efectuó una evaluación estadística para analizar la variabilidad (cómo varían los compuestos y las cantidades de unos desperdicios a otros).
Conociendo las tipologías de compuestos y la variabilidad, se podrá predecir qué proceso de valorización es más óptimo en función del residuo, ayudando en la toma de decisiones a las industrias que trabajen dentro de la economía circular. De esta forma, las posibles nuevas vidas de las sobras en la restauración pueden ir desde convertirse en biodiesel hasta en electricidad o bioplásticos.
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EcoNoticias